Obesidad infantil

Uno de cada cinco niños presenta sobrepeso u obesidad en América Latina. El ambiente obesogénico que incluye exposición a publicidad masiva de alimentos altos en contenido graso y azúcares, el tiempo desmedido frente a pantallas y el sedentarismo han hecho que el problema de obesidad infantil vaya mas allá de un tema estético. Si bien las consecuencias son evidentes a largo plazo, muchas de ellas se presentan más tempranamente cada día.   

 
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En la actualidad los niños están rodeados de factores que proveen un ambiente obesogénico. La publicidad, los alimentos ricos en contenido de grasa y azúcar que a menudo vienen en porciones superiores a las recomendadas, así como las actividades que implican tiempo frente a una pantalla, entre otros, son factores que pueden conducir a los niños a ingerir más calorías de las que necesitan. Mucho antes de que su cerebro reciba la señal de saciedad correspondiente al proceso de alimentación, y cuando los niños consumen más alimento de lo que su cuerpo pudiera llegar a necesitar para realizar las actividades y crecimiento normales del día a día, todas aquellas calorías consumidas en exceso deben almacenarse en un reservorio, que en el cuerpo se conoce como “los adipocitos”.

La constante en este patrón de desbalance en la alimentación del niño lo lleva a superar los  rangos de peso normales de niños con la misma edad y estatura (sobrepeso) o bien lo conduce a presentar una proporción mayor de grasa corporal respecto  al peso corporal de un niño sano (obesidad); en ambos términos se hace referencia a que el peso de un niño es superior a lo que se considera saludable para el mismo. 

El aumento de obesidad infantil alrededor del mundo en los últimos años ha sido alarmante, tan solo en América Latina uno de cada cinco niños menores de 20 años presentan sobrepeso u obesidad.  Para 2016 más de 41 millones de niños menores de cinco años en todo el mundo vivían ya con esta condición y la Organización Mundial de la salud (OMS) lo definió como uno de los desafíos de salud más graves del siglo XXI, que condiciona a los niños a continuar siendo obesos en la edad adulta y también los predispone a la posibilidad de padecer a una edad más temprana alguna enfermedad crónica no transmisible, mayoritariamente enfermedades cardiovasculares  y diabetes.

Esta epidemia actual de obesidad entre los niños de América Latina está determinada en gran manera por el cambio rápido en la dieta en las últimas décadas, conocido como transición nutricional. Lo que lleva a los países de bajos y medianos ingresos a enfrentar una doble carga de morbilidad, donde coexisten lado a lado la subnutrición consecuencia de una nutrición inadecuada en el periodo prenatal e infancia; y la obesidad desencadenada por una exposición a alimentos ricos en grasas y calorías pero pobres en micronutrientes.

Si bien es cierto que la obesidad infantil conduce a muchas complicaciones a largo plazo, muchas de ellas pueden hacerse presentes en etapas más tempranas del crecimiento y desarrollo, pudiendo identificarse signos y síntomas de trastornos metabólicos, motores o psicológicos tales como:  

Agudo

  • Hipertensión

  • Hiperlipidemia

  • Pubertad precoz

  • Hígado graso, entre otros

Trastornos ortopédicos

  • Deslizamiento de la epífisis femoral capital

  • Tibia vara

  • Enfermedad de Blount

Disfuncion de hígado y vesícula biliar

  • Transaminasas elevadas

  • Colecistitis

Físicos y psicológicos

  • Depresión

  • Trastornos de la alimentación

  • Aislamiento social

  • Trastornos del sueño

Entonces, ¿qué medidas debemos tomar o cómo podemos superar esta crisis mundial que principalmente está afectando países de ingresos medianos y bajos? La palabra es simple, ‘prevención’. Prevención a través del desarrollo de prácticas saludables que limiten el consumo de productos procesados, que fomenten el consumo de vegetales y frutas en preparaciones saludables y que incluya prácticas de ejercicio y un estilo de vida saludable.

En los últimos 30 años la prevalencia de obesidad infantil pasó de ser ‘un problema estético’ en países de ingresos altos a ser un serio problema de salud que duplica la carga nutricional de los países de ingresos medianos y bajos, haciendo imprescindible la colaboración de toda la familia y el compromiso individual del niño, que permitan frenar la prevalencia del sobrepeso y la obesidad infantil en las familias de América Latina.

 

Por Doris Motta, Nutricionista Clínica

10 de septiembre de 2019, Guatemala

Fuentes:

  • Caballero, B., Vorkoper, S., Anand, N., & Rivera, J. A. (2017). Preventing childhood obesity in Latin America: an agenda for regional research and strategic partnerships. Obesity reviews : an official journal of the International Association for the Study of Obesity18 Suppl 2(Suppl 2), 3–6. doi:10.1111/obr.12573

  • WHO, ¿Por qué son importantes el sobrepeso y la obesidad infantiles? https://www.who.int/dietphysicalactivity/childhood_consequences/es  

  • Corvalán, C., Garmendia, M. L., Jones-Smith, J., Lutter, C. K., Miranda, J. J., Pedraza, L. S., … Stein, A. D. (2017). Nutrition status of children in Latin America. Obesity reviews : an official journal of the International Association for the Study of Obesity18 Suppl 2 (Suppl 2), 7–18. doi:10.1111/obr.12571 

  • Pandita, A., Sharma, D., Pandita, D., Pawar, S., Tariq, M., & Kaul, A. (2016). Childhood obesity: prevention is better than cure. Diabetes, metabolic syndrome and obesity : targets and therapy9, 83–89. doi:10.2147/DMSO.S90783

 

 

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