Paradoja hispana: enfermedades crónicas

El cuerpo humano está genéticamente programado para mantenerse saludable y fuerte. La humanidad quiere tener buena salud, sin embargo, sus acciones reflejan lo contrario, al ser permisibles y dejar entrar todas las enfermedades a través de lo que consumen y hacen hoy en día.  La salud no es prioridad. Es triste escuchar cuando las personas refieren ‘de algo tengo que morir’ o cuando incluyen connotaciones negativas relacionadas a un padecimiento o la edad al preguntarles cómo se encuentran. ¿Será que esta conducta debería tomarse como normal?, ¿será que estamos acostumbrados a sentirnos así?

 
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La gente parece haber aceptado el hecho de que la vida adulta implica padecer constantemente de dolores y limitaciones. Nos sentimos bien, pero estamos anuentes de que en cualquier momento alguna enfermedad llegará a nuestras vidas.  Si somos diagnosticados con una enfermedad severa, puede que tengamos suerte de contar con un médico especialista y los fármacos necesarios, de lo contrario, nuestra expectativa de vida estará en serios problemas.

Las personas que van todo el tiempo deprisa también conviven con el estrés y la ansiedad, no viven el presente ya que están constantemente anticipándose al futuro. La vida pasa frente a sus ojos y no están conscientes de sus malos hábitos.   Esto sucede principalmente en países como Estados Unidos, donde la vida es acelerada y está tan enfocada en la prontomanía. Todos sabemos que este estilo de vida tiene repercusiones graves en la salud.  Hoy, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer siguen siendo las principales causas de muerte de estadounidenses e hispanos, y se ha comprobado científicamente que estas enfermedades pueden prevenirse a través de una dieta balanceada con alimentos frescos y orgánicos, principalmente vegetales, frutas, semillas, granos y grasas saludables.  Adicionalmente, el cuerpo humano está diseñado para mantener este tipo de dieta, ya que es una nutrición completa y sobretodo poderosa que ayuda a reducir o prevenir enfermedades.

La gente tiene miedo a cambiar su rutina alimenticia, por ejemplo, dejar de comer carne roja o incluso eliminar las bebidas carbonatadas, pero está de más recordar que es más aterrador padecer de una enfermedad crónica. El ingerir agua todos los días puede marcar una diferencia, hemos escuchado que beber entre 4 y 8 vasos al día es lo recomendable, y es bastante sencillo comprobarlo, solo con verificar el color de la primera orina del día, ya que esta debería ser transparente o de color amarillo pálido, de lo contrario, no nos estamos hidratando de forma correcta. Nuestro estilo de vida es algo invaluable y la salud de nuestro ADN la podemos conservar mediante elecciones positivas diariamente. 

No es un secreto que Estados Unidos no es considerado un ejemplo en lo que se refiere a la alimentacion saludable, es la cuna de los alimentos procesados, con un afán incontrolable de aumentar el tamaño de las porciones y con niveles altísimos de azúcar adherida en los productos.  La preservación de los campos y animales se volvió más productivo gracias a fertilizantes artificiales, insecticidas industriales, además de un arsenal de hormonas y medicamentos los cuales desfavorecen la salud de sus habitantes.

Durante muchos años los profesionales de la salud en Estados Unidos se cuestionaron cuáles eran las principales enfermedades crónicas que padecía la comunidad latinoamericana, y no existía información actualizada, se desconocían datos reales sobre la salud de los hispanos.  Gracias al primer estudio realizado en el año 2006, llamado Estudio de Salud de la Comunidad Hispana/Estudio de los Latinos (HCSH/SOL, por sus siglas en inglés), se recopiló información en varias ciudades como Los Ángeles, Chicago, Miami, Nueva York (Bronx) y se analizaron factores de riesgo y hábitos del estilo de vida actual (en ese momento) que impactaban a la población. Descubrieron que la diabetes y la obesidad afectaban a todos los hispanos en general, y que además tienen el riesgo de sufrir consecuencias cardíacas.

Los latinoamericanos que viven en Estados Unidos han adoptado el estilo de vida de los estadounidenses. Su nutrición es desfavorable, según cifras divulgadas en el año 2015 por CDC (Centros de Control y Prevención de Enfermedades), los latinos reportan una prevalencia de obesidad de 31.9 %, comparada con 38.1 % entre los afroamericanos y 27.6 % entre los blancos, ya que con la vida acelerada que llevan, el tiempo es limitado y el costo de vida, alto; así mismo, les resulta más conveniente comprar comida rápida a tan solo 1$, que buscar opciones más saludables.

La salud de los latinos no está catalogada como la mejor, pero según factores analizados por los profesionales sanitarios, han demostrado tener una tasa global de mortalidad 24 % menor que los estadounidenses y están por debajo en casi todas las causas principales de muerte.  Es importante mencionar también que los riesgos de salud varían según las distintas nacionalidades.  

Está más que claro que es una comunidad resiliente. El sentido de vida de los migrantes latinos se genera desde el inicio de su travesía para llegar a cumplir el sueño americano. Viven con convicción a pesar de sus circunstancias, trabajan los 7 días de la semana y se mantienen firmes y motivados a pesar de los obstáculos socioeconómicos que enfrentan.  ¿Será entonces que el bienestar mental juega un papel importante en la paradoja hispana?

Zinnia Melgar, Psicóloga

16 de septiembre de 2020



Bibliografía:

  • Olien, D, 2015, Superlife, Estados Unidos, Harper Collins

 


 

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